El sábado (1-5-10), rodeados de nuestra familia, consanguínea y de afinidad, festejamos nuestro amor; no es que no lo hagamos a diario, simplemente no tenemos la oportunidad de celebrarlo con tantos de ustedes juntos.
Muchos me preguntaron si estaba nervioso, la verdad es que no, la decisión la había tomado hace mucho tiempo, y de pocas cosas estoy tan seguro como de saber que es junto a Viviana como quiero seguir caminando en esta vida, y en lo que venga después.
Les agradezco de todo corazón que nos acompañaran, aún cuando no lo pudieran hacer físicamente, nos hicieron sentir muy amados; unos incluso nos sorprendieron con su disposición y esas muestras de afecto tan inesperadas, muchas gracias.
Algunos sugirieron que no ofreciéramos una fiesta, que en cambio, nos fuéramos a un largo viaje, o bien que lo empleáramos para enganchar alguna casa; no saben el gusto que me dio no haberles hecho caso; agradezco el consejo, que sé fue bien intencionado, pero no cambiaría por nada la noche que nos obsequiaron.
La familia de mi esposa, ahora también mi familia, me hizo sentir bienvenido, me acogieron con los brazos abiertos, y de sólo sentir el amor que le tienen no pueden despertar en mí más que lo mismo. Espero que Viviana se sintiera igual con la mía, supongo que sí ya que la adoran.
No quiero sonar repetitivo pero es que gracias se me hace corta para expresarles lo que siento, hay lazos que hemos formado, el sábado salieron a relucir, no tengo más palabras qué decirles.
Los amo, muchas gracias por todo.
Alejandro Barcena Campos
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