Todavía no me bajo del avión y ya estoy enamorado... Esa maldita costumbre de contar las cosas en desorden. Salí el viernes de León sin mayores contratiempos que los brindados por
hacer la maleta un par de horas antes. Luego de una larga espera al lado de mucha gente, en verdad creí que todos abordaríamos el mismo vuelo retrasado, descubrí que el 90% de los próximos pasajeros tenían un destino diferente, de modo que detrás del avión se encontraba escondida una carcacha con alas: parecía una combi con una barra de metal poco estilizada soldada al techo de la cual colgaban, uno de cada lado, ventiladores industriales. La experiencia, está por demás contarles, fue horrible. Podía ver, si es que no fue producto de mis nervios, cómo vibraban los tornillos que mantenían unida la cafetera voladora. Durante el despegue un ave nos rebasó y podría jurar, de una manera tal vez exagerada, que se siente igual a ir en un vocho y ser pasado por un camión, todo se movía. Para colmo, al aterrizar, parecía que los pilotos venían jugando
patitos. Mi tormento acabó del otro lado del aeropuerto de la Ciudad de México, en un paseo demasiado prolongado a bordo de un camión. Debido a las demoras, busqué inmediatamente el mostrador de Air France para registrarme, me pidieron que mostrara mi boleto, mi pasaporte y que contestara las preguntas de una hoja, en un principio dije: "uy que flojera", hasta que vi las preguntas:
- Nombre:
- Fecha de nacimiento:
- Dirección:
- Color favorito:
Si bueno, en realidad no me preguntaron mi color favorito, pero vamos que eran pocas y la verdad no les encontré el caso. Pasé por una tienda de
dutty free sólo para felicitarme por haber adquirido los cigarros en sams... ¿Será que el tabaco está subsidiado en nuestro hermoso país? Logré conectarme unos minutos, ya saben el vicio, no, no, para despedirme. Apuré los últimos teclasos. De nuevo a subirse a un avión. ¿Dije "de nuevo"? Lo siento, no sé en qué estaba pensando. Esta cosa es como 5 veces más grande que mi casa. Todavía no sé si eso me dio gusto o todo lo contrario. Por fin llegué a mi asiento, que estaba como a 2 cuadras custodiado por dos shicas ¿de dónde? de shihuahua. Hasta ahí todo iba relativamente bien, pero fue entonces que mi suerte cambió, apareció la azafata/sobrecargo/asistentedevuelo[1] más chula que haya visto, es más, de hecho es casi de las mujeres más hermosas que he visto en toda mi vida, no conforme con eso, muy atenta, muy sonriente, muy coqueta, muy muy muy. El vuelo duró 10 horas, los asientos son verdaderamente incómodos, pero la comida, hasta eso, no estuvo taaaan mal. Contamos con 4 o 5 películas simultáneas, 3 series, 1 documental, muchos canales de música, muchos juegos aburridos, pero no con internet. =(
Llegué a París a las 2:00 pm, sin una maldita idea de cómo iba a llegar al hotel. Así que me dirigí al mostrador de información... pero no le entendí más de 3 palabras a la señorita que amablemente me trataba de explicar. Cómo añoré haber puesto atención en mis clases de francés[2]. Desesperado, cansado y con una maleta muy pesada... decidí tomar un taxi, total, ¿cuánto podía cobrarme? Creo que no tomé en cuenta que el aéroport Charles de Gaulle está lejos, que podía haber mucho tráfico y/o que me podían ver la cara de turista.
Para los que se quedaron con alguna duda respecto al último vuelo: no, en estos aviones casi ni se siente al despegar o al aterrizar. =)
[1] ¿Cuál es el término correcto?
[2] Este sentimiento todavía perdura.
PS: Todos los posts estarán algo atrasados por motivos mmmm personales. =)
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