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Andanzas
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Hace unas horas, aproximadamente a las 2:00 am, hicimos escala en un Oxxo con el fin de abastecernos de suplementos básicos de supervivencia como bien pudieran ser Camels, Kinder Maxi, Reese's[0], Coca-Colas, leche con saborizante, Clamatos, etc. Al tratar de salir de la tienda cedimos el paso a un convoi[1] formado por: - 2 camionetas de la Policía Preventiva Municipal
- 2 camionetas de la Policía Estatal Preventiva
- 1 Neon blanco con placas particulares, el cual suponemos pertenece a la Policía Judicial
- 1 Patrulla de la Policía Federal de Caminos
- 2 camiones del Ejército Nacional
Claro está, todos con armas de alto calibre en las manos, salvo los conductores, quienes decidieron avanzar lentamente por el carril derecho. Nuestro destino exigía virar a mi diestra dos cuadras más adelante, de modo que, como lo indicaba la luz intermitente de mi auto, me dispuse a rebasarlos. Una vez que dejamos atrás al líder, indicando la siguiente maniobra con el faro opuesto al anterior, me incorporé al carril y dí vuelta a la par que se dejó escuchar el claxon tan peculiar de las patrullas. Para nuestro infortunio éste no fue seguido de la famosa frase "Oríllese a la orilla", pero sí de un espectáculo de luces y arrancones. Confundido, detuve el auto para no estorbarles en su misión. ¡Oh sorpresa! Se detuvieron alrededor nuestro cerrándonos el paso y bajaron de sus vehículos. En mi cabeza sonaba un faaaaaaaaan[2] mientras tomaban sus posiciones los miembros del ejército nacional, a cada lado de la casa frente a la cual había tenido la grandiosa idea de estacionarme; y es que estarás de acuerdo en que una cosa es ver un operativo en la T.V. desde la comodidad de tu sillón favorito, o incluso observarlo en asientos de primera fila, y otra muy distinta, es estar en medio. Se acercó uno vestido de azul y me pidió amablemente[3] que detuviera el motor del vehículo. Acto seguido, nos ordenó bajáramos lentamente. Una vez en tierra firme vi el panorama muy distinto, no iban tras la gente que probablemente dormía ya en esa casa, sino por nosotros. Creo que necesitarías haber estado allí para creer que por un instante imaginé que sólo faltaba que un tanque doblara la esquina y nos apuntara, con el cañón principal, directamente a los ojos. También se perdieron la fiesta los helicópteros, los paracaidistas, y alguno que otro avión supersónico. Pregunté el motivo y a manera de respuesta obtuve la indicación de ponerme contra una camioneta con las manos en alto. Otro efectivo llegó para revisarme... después del faje que me dio, espero tenga la decencia de por lo menos llamarme mañana. Verificaron mis documentos más de dos agentes, pero a ninguno le llamó la atención que las placas fueran de Querétaro, la licencia de León y la credencial de elector de Torreón. Tampoco que mi acompañante portara en efectivo el suficiente dinero como para adquirir una computadora último modelo. Se acercó el equipo especial y me pidieron que abriera el auto. Inmediatamente después ya había 4 personas abordo y una más en la cajuela. Al cabo de cinco minutos cada miembro del equipo se reportó pronunciando negativo. Subieron todos a los vehículos, salvo los soldados, que seguían en sus posiciones. Encendieron los motores y comenzaron a avanzar, fue hasta entonces que el ejército rompió filas, corrió hasta el suyo y de un salto lo abordó[4]. Rumbo a nuestro destino intercambiamos opiniones sobre lo ocurrido; curioso, estando presentes representantes de casi todas las instancias encargadas de nuestra seguridad, lo único que ambos pensamos fue que nos iban a sembrar algo. Update: Ok, olvidé mencionar que también temí por las cosas que se quedaron en el auto: ipod, celular, encendedor, bufanda, etc... [0] ¡Yay! Por fin hay en las tiendas de conveniencia. [1] Convoy en español. [2] Fan. Demonios en sueco. [3] Todos conocemos sus modos, ¿cierto? [4] Desgraciadamente no pude fijarme si al realizar esta acrobacia continuaban con una mano en el gatillo.
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El martes veintitrés, a eso de las tres de la tarde, salimos Fepo, Mibito y yo rumbo a Durango. ¿El motivo? Asistir al concierto dos pájaros de un tiro, a cargo de Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina, que se presentó como parte del festival Revueltas. El camino pasó sin mayor traba que el hambre que da al no desayunar. De modo que al llegar a la plaza Cuarto Centenario elegimos los asientos donde un señor amablemente se ofreció a resguardarlos e inmediatamente después fuimos a comer. Con el corazón contento regresamos a nuestros lugares una hora después. A los pocos minutos llegó Aleka =) y luego de una breve puesta al día la atención del recinto se centró justo donde terminaba la sección de v.i.p. Un grupo en desacuerdo con los precios del evento se presentó armado con cartulinas y gritos reclamando un "racismo cultural". No entendí bien el enojo, ya que la entrada era libre salvo en esa área. ¿Qué diera porque este tipo de conciertos se presentaran en Torreón? Los músicos tomaron sus instrumentos y al ritmo de Ocupen su localidad, el sol se despidió, los inconformes se callaron, las luces se apagaron y el frío se olvidó de trabajar. Cantaron los dos, luego uno, luego el otro, Sabina a Serrat, el Nano al Flaco, recitaron, bromearon, bailaron, alteraron palabras para hacer notar que sabían dónde estaban parados, jugaron con las canciones y nos regalaron una inolvidable experiencia. El concierto contaba con una mayor producción a lo que el Genio de Úbeda me tenía acostumbrado, tal vez por eso me perdí las fotos de Scarlett Johansson =( durante, la magnífica y amena alteración de, No hago otra cosa que pensar en ti. Para mi fortuna, la mayoría de las canciones fueron del Joaco, aunque he de admitir que hasta me agradó escuchar a Serrat[0]... no obstante, sí extrañé a Olga Román. Próximo a finalizar el concierto, la gente empezaba a aplaudir y a pedir otra antes de que terminara la canción en curso... =( Una vez terminado el frío retomó labores; mientras esperábamos a que se abriera el espacio suficiente para poder caminar llegaron Viole y Tere, con quienes hicimos planes para cenar en las Chonas. La fila para acceder al lugar nos invitó a mudarnos al Sloans, donde platicamos y cenamos a gusto. Decidimos pasar la noche allá debido a que nuestro conductor ingirió una cazuela, bastante extraña, con tequila y ya nos encontrábamos cansados. Nota: En definitiva necesito comprar un telefoto. [0] Lo siento, no soy fan.
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merci | thanks | tack | kiitos | tänan | pateicība | dziękuję | poděkování | donkschian | grazie | gracias
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Si llegó la despedida, si es momento de volar, no retrases tu salida, cuida bien de tus valijas y no vayas a llorar. Si la voz se te quebrara, porque no puedas fingir, dime que es catarro agreste, que de eso nadie muere y que es hora de partir.[0] [0] Para una despedida. Alejandro Santiago.
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Estoy de regreso en París, en la recta final de este viaje. El primer día lo dediqué a adquirir los pequeños recuerdos que me faltaban, por la noche, una charla amena que empezó en el hostal, subió a Sacré-Cœur, continuó en los escalones con la hermosa vista de la ciudad, pasó por unas crepas y concluyó en el mismo lugar donde había comenzado. Al día siguiente, decidimos adelantar el día de muertos, así que armados con nuestros sacos y cámaras nos dirigimos a Père Lachaise; haciendo una pequeña escala en un pequeño café para desayunar. Una vez en el cementerio, hicimos una lista de las tumbas que cada quien quería visitar y emprendimos el paseo sin rumbo estricto... no tardamos en desenfundar las cámaras, las críticas y las bromas. Luego de más de una hora acordamos que era el momento de visitar alguna de las programadas así que nos dimos a la tarea de encontrar la de Jim Morrison. Batallamos un poco, ya que la cripta no luce igual a como la conocíamos debido a que robaron una parte. Continuamos vagando, husmeando, y poco a poco empezamos a cubrir toda el área. Saludamos a[0]: Jim Morrison, Héloïse y Abélard, Édith Piaf, Molière, Jean de la Fontaine, Auguste Comte, Frédéric Chopin, Gioacchino Rossini, Isadora Duncan, Georges Bizet, Eugène Delacroix, Honoré de Balzac, Marcel Proust y Oscar Wilde. Por cierto, la tumba de éste último está llena de besos, si alguien conoce el motivo le agradecería me lo hiciera saber. Por ahí de las cuatro y diez nos encontró la lluvia, de modo que nos refugiamos en el columbario y al término de una reflexión sobre regrets, es impresionante la cantidad de nichos que lo tenían inscrito, decidimos ir a comer antes de ponernos grumpies. Luego de una amena anécdota en un restaurante cercano caímos en la cuenta que las catacumbas estaban cerradas, por lo que lo dejamos para el día siguiente. Mi último día hábil, me levanté temprano por cortesía de Raphaela, una chica portuguesa que llegó la noche anterior y resultó ser muy simpática, por lo que la invitamos a nuestro paseo. Fui a despedirme de uno de mis lugares favoritos, la catedral Notre-Dame de París, caminamos a los puestos cercanos a Pompidou, y así matamos el tiempo hasta la una, hora de dirigirse a las catacumbas. Así fue como adelantamos nuestro día de muertos. Llegadas las cuadro y diez, luego de 1.7 km de huesos, tomamos diferentes rumbos. Yo me dirigí a una tienda que vi el primer día, cerca de la Bastille y compré unos patines. Por la noche, caminamos un rato y nos detuvimos a cenar un exquisito pato en salsa de ciruela. Luego contemplamos la ciudad, cubierta por un cielo rosa, en aquellas escaleras por un largo tiempo. Regreso al hostal, la lluvia sobre las capotas sirvió para bailar el rock & roll de los idiotas. [0] Debido a mi mala memoria, sólo puedo listar éstos.
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