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Día de perros

El lunes llegué a Querétaro a las 8:20 am. Pasé a casa de mi tío por la camioneta, pero no había alguien en casa, por lo que esperé unos minutos en la banqueta. Después de desayunar unas ricas quesadillas, me disponía a emprender el regreso a Tuxtepec, pero para mi sorpresa Pau olvidó dejarme las llaves, así que le llamé a un cerrajero. Aproveché el tiempo y tomé un baño, después me informaron que los perros se habían peleado así que los fui a revisar. El dálmata presentaba una herida en el cuello, por lo que había que llevarlo al veterinario. Las llaves estuvieron listas poco después de la 1:00 pm, así que hasta esa hora recibió atención médica. La mordida había sido profunda por lo que había que comprar medicinas. Para no hacer el cuento largo, salí hasta las 3:40 pm. Tuve que hacer un par de escalas, una a la ferretería por cable de acero de 3/8, y otra a E.T.N. por un paquete. Al salir de la central de camiones, vi una playera de la ciudad que me agradó, lástima que no hubiera de mi talla. Por fin a las 5:00 pm ya estaba sobre la carretera. El trayecto hasta los Reyes no tuvo el menor contratiempo, me sorprendió no haber sido detenido por el eficiente cuerpo de seguridad pública y/o vialidad del Edo. de México (con eso de que siempre encuentran algún pretexto para tratar de extorcionar). Llegando a Iztapaluca, el tráfico se puso pesado y rompió con el buen tiempo que llevaba (7:30 pm). Llegué a la carretera a Puebla cerca de las 9:00 pm. Pasando la ciudad me detuve a comer, un panino acompañado por un moka frio. Al retomar la carretera, sentí que algo golpeó la camioneta... No imagino mi cara al ver una llanta rodando tras de mi. Inmediatamente bajé la velocidad y prendí las luces intermitentes. Una disculpa al golf blanco que venía a gran velocidad y que casi se accidenta por esquivar la llanta que seguía rodando. Para mi suerte, la llanta que se trataba de escapar era la de repuesto, por lo que sólo la subí a la caja y continué el viaje. Me topé con mucha neblina llegando a Cumbres de Maltrata, lo que hizo que me retrasara todavía más. Después de ahí no tuve contratiempos, aunque eso de llegar a las 2:00 am no es lo mio. Lo único bueno, claro, además de que llegué sano y salvo, fue que el ipod que me regalaron, porque no funcionaba, no falló en lo absoluto.