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Instrucciones de I.B.M. (o entre ingenieros te veas)

Instrucciones de equipo I.B.M.

Preguntas:
- Si la persona que va a instalar el equipo necesita este tipo de instrucciones... ¿podrá completar la tarea?
- En el supuesto de que fuera necesario, ¿por qué no viene en el resto de los idiomas?

La nostalgia ya no es lo que era

Al parecer dos de los sitios que frecuento se pusieron de acuerdo y tratan el mismo tema. No happy dreams y xkcd, cada uno muy a su estilo, nos regalan sus versiones sobre la nostalgia. Yo, como fan asiduo de éstos, y siendo que de vez en cuando vuelo al pasado a revivir mis historias y momentos favoritos, he tomado prestado el tema.
m77 en una Kawasaki

¿Cómo no recordar las comidas en casa de mi abuela? Repletas de tíos y primos que hoy en día escasamente veo. Los famosísimos[0] partidos de football[1] americano, los recorridos en patineta, los Kaepa, los horribles festivales escolares, la niña de cabello lacio y negro que dibujaba hermoso, el primer amor, mi primer computadora, el primer desamor, el Atari, las pláticas con mi mamá, StarWars, mi primer programa, los cambios de ciudad y con ellos de aires y en la mayoría de los casos de amigos, las vacaciones en familia, las propias con amigos, las aventuras en las motos, el Nintendo, la secundaria, cuando el rap se puso de moda, los lp's, las pintas, el Escuadrón, cuando me rapé, las discusiones interminables sobre cualquier tema que desembocaban invariablemente en mujeres, cuando Mtv me llamaba la atención, los consejos de mi papá, mi primer cuento, las pedas con la banda, la primera vez que llevé serenata, cuando viví solo, los nuevos pesos, el primer concierto, las novias por un día, las que me secuestraron por más tiempo, mi primer carro, las cintas mezcladas, entrar al antro siendo menor de edad, las personas que se nos adelantaron, cuando me dejé crecer el cabello, las charlas con mis abuelos, mis baquetas, la cama voladora, Sick Society, #Torreon, las postales, el primer acercamiento con GNU/Linux: un RedHat 5.1, mi primer servidor, la universidad, la nevada en la laguna, mi primer trabajo, cuando probé Debian, los viajes[2], los DebConf's, mi primer y hasta la fecha única laptop... A todos los que me han dejado compartir mi vida con ustedes, estén donde estén: un abrazo.

No obstante el futuro nos traerá cosas mejores. ¡Espero![3]


[0] Por lo menos en la cuadra donde crecí.
[1] Fútbol... para que no se enojen.
[2] Si pongo Suecia y Polonia en negritas... ¿hay problema?
[3] En realidad no lo espero, el futuro debe forjarlo uno mismo.

Noche de mantenimiento preventivo (o todos los excesos son malos)

Pasó un amigo a la casa, no diré nombres para evitar herir susceptibilidades, y me pidió ayuda con un servicio que ofrecería en la ciudad de Saltillo a un restaurante. El trayecto no tuvo mayor percance que el partir con tres horas de retraso debido a la desorganización tan peculiar que lo caracteriza. Una vez en la capital del estado me preguntó por el boulevard[0] Carranza, le indiqué cómo llegar, y en menos de 15 minutos ya habíamos encontrado el lugar. Se reportó con el gerente, quien no tenía idea que ese día tocara mantenimiento preventivo a su equipo de telecomunicaciones, pero sin mayor esfuerzo ya estábamos dentro del local esperando hicieran el corte.

Haré hincapié en ésto ya que atrapó por completo mi atención. ¿Cómo es posible que una empresa abra sus puertas tan fácilmente? Sé que la ingeniería social tiene mucho poder, pero aún así me resulta ridículo creerlo. El gerente, que jamás nos había visto, sin consultar la veracidad del servicio con su departamento de sistemas, vamos, sin pedirnos siquiera una identificación, nos abrió el site y nos dio espacio para trabajar, supongo se encontraba muy cansado. Tardamos poco más de una hora. ¿Acaso no tiene idea de lo que se puede hacer durante ese tiempo con el control absoluto de sus equipos, incluyendo las cámaras de seguridad? Para su suerte y la paz de nuestras conciencias, nosotros realmente fuimos sólo a dar mantenimiento.

Para concluir mi amigo se reportó con la empresa proveedora del servicio, su empleadora, para validar el servicio. Como parte de la rutina se verifica el número de serie de cada uno de los equipos y fue ahí donde cayeron en la cuenta de que nos encontrábamos en la sucursal equivocada. Realmente no estaba programado el mantenimiento en ese lugar, y era por eso que el gerente no estaba avisado. A manera de dato curioso, y en un intento desesperado por justificarlo, en Saltillo hay 2 avenidas Carranza: Venustiano Carranza y Emiliano Carranza, y para nuestra suerte, en ambas hay una sucursal de dicho restaurante.

Por último, debo confesar que siempre me he quejado de que los mexicanos solemos ser desconfiados, ya sea por experiencia, consejo, paranoia o intuición, y durante el último viaje ésto se tornó aún más evidente. De modo que tuve por unos instantes sentimientos encontrados, por un lado, el regocijo de que creyeran en nuestra palabra, por otro, la aflicción de comprobar lo sencillo que podría resultar violar su seguridad... así que caí en un viejo cliché: todos los excesos, son malos.

[0] Bulevar en español. A veces me pregunto, si vamos a tomar prestadas palabras de otros idiomas, ¿por qué no la ortografía?

El helado de fresa (de la venganza)

Hoy, como cada viernes, iré con mis amigos a Plaza del Parque; eso no cambia y creo que jamás lo hará, lo especial es que ella va a estar ahí, su amiga me dijo. Tomé prestada la playera favorita de Max, sólo espero llegar antes que él a casa para que no lo note. La última vez, hace 14 meses, se molestó muchísimo y me metió de cabeza en el basurero de la esquina, todavía no se me pasa la vergüenza; no importa, vale la pena el riesgo. Por más que le rogué a mi mamá me prestara el auto, se negó rotundamente; desde el inicio me puso de pretexto que todavía no estoy listo para manejar afuera de la colonia, de nada sirvieron mis sacrificios durante la semana: ir a la tienda, lavar los trastos, mantener mi cuarto no tan tirado, limpiar las gracias de Spooky, etc. Le llamé a Chuy, y por suerte a él si se lo prestaron.

Llegamos algo tarde al centro comercial, en parte por desorganizados, pero más por mantener la actitud relajada. No tardamos en encontrarlas, un par de tiendas, unos pasos y ya estábamos en la nevería, ordenando, justo delante de la mesa que ocupaban. Armado con un helado de fresa, traté de mantenerle la mirada; resulta fácil cuando está charlando, pero imposible cuando la regresa. No es que sus ojos tengan una expresión inquisidora, al contrario, si fuera un poco romántico diría que temo perderme en ese dulce y enorme par de soles, pero la verdad es que me cohíbe, hace que no pueda controlarme y que termine actuando torpemente. Me perdí el chiste de Daniel; y no era para menos, cuando sonríe tiene la magia de convertir los enunciados en blah blah's estructurados. Por suerte salí del trance antes de que se hiciera notorio mi retraso, y rápidamente ocupé la silla que me correspondía desde donde podía seguir contemplándola. Y así fue.

El torrente de blah blah's no cesó, salvo contadas ocasiones en que algún codazo me invitaba a contestar las preguntas que no había escuchado. No puedo decir cuánto tiempo pasó, sólo que había estado dándole largas a la nieve para que no se acabara. Por hechizado casi me pierdo aquella oportunidad que había estado anhelando con ansias, cuando se levantó a tirar su vaso con la servilleta casi intacta; la mía se hacía la difícil deslizándose un poco más lejos en cada intento de agarrarla, mis piernas no querían responder y mi corazón bailaba al ritmo de la samba. En un esfuerzo sobrehumano pude calcular la llegada sincronizada al bote. Ella levantó la vista, la fijó en la mía, y sonrió discretamente mientras su piel enrojecía. Yo, que ya iba encarrilado, pude ver mi silueta en sus ojos, sonreí, y pronuncié un hola. Ella respondió continuando con un comentario sobre una película, ¿o del cine?, esperó unos segundos, de esos que duran siglos, y se marchó con un vaivén de su mano derecha mientras lentamente sus ojos, junto con su rostro y su cuerpo cambiaban de dirección.

Regresé sobre mis pasos, derrotado, pero para mi sorpresa al recibimiento sólo le faltaron las fanfarrias. La tropa estaba completamente extasiada y vitoreaban lo que a su parecer fue una gran hazaña. Pronto recuperé el valor e hicimos de buscarla nuestra misión. Al batallón lo guié por los pasillos centrales, desplegando pequeños comandos especiales que por desgracia reportaban la falta de novedad. No duramos mucho antes de concluir que habían entrado a alguna sala. El servicio de inteligencia dictaminó que a las 10 en punto deberíamos continuar nuestro cometido; de modo que sugerí un receso en el local de video juegos; perdón, ordené prácticas de entrenamiento en el aula de realidad virtual y simuladores.

Nos divertimos mucho, incluso me relajé. En un descuido conseguí papel y pluma y me senté a escribir lo que quería decirle, esta vez no me iba a tomar desprevenido. Al finalizar, tomé la hoja y justo antes de botarla probé mi talento, hoy en desuso, en el origami, convirtiéndola en una linda flor que no me atreví a tirar. Llegó la hora, y fuimos en su búsqueda. Encontramos a sus amigas y las abordamos de inmediato. Ana me comentó que acababan de pasar por ella, de modo que tomé la rosa y le pedí que la entregara al día siguiente, en su escuela.

Por una cabeza

Hace poco leí sobre un baile interesante. Hay días en que renegamos de la ausencia de los mismos, que pareciera que con el tiempo marcan la escasez. Pero hay veces en que todo se conjuga y podemos disfrutar de algo así...


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