Hacía tiempo que te venía buscando. No es que uno, ya con algunas canas, se ponga un tanto quisquilloso, tampoco que haga falta, si la compañía jamás había estado tan bien cotizada; simplemente me encontré con mucho tiempo libre y una escasez impresionante de dignas candidatas. Recorrí las tierras que en tiempos lejanos nos vieron crecer para descubrir que la sequía había acabado con todo. Emigré, sólo para encontrar espejismos en los poblados vecinos. Me adentré en la selva para constatar que la civilización, como la conocemos, carece de una idea zurda. Fue entonces que volé, lejos, al país de los sueños, de donde vienen los cuentos. Mi primer impulso fue husmear en la ciudad que lleva tu nombre, pero no me conformé con la vista. Nadé hasta el reino y encontré sólo torres frías y vacías. Me interné en el bosque encantado, donde creí mirarte en la corteza de un árbol a la orilla del lago. Abatido, huí al fin del mundo, y mientras trataba de olvidarte con una rebanada... sonreíste. Kiitos!
Comentarios Recientes